El objetivo principal era realizar una incursión en pleno
invierno austral en las inexploradas latitudes del Hielo Norte
patagónico, como colofón a sus experiencias previas en la cordillera
Sarmiento, el volcán Melimoyu y la cordillera Darwin. Dicho y hecho.
Un equipo de la Universidad Católica de Chile, culminaba el pasado
mes de agosto la segunda ascensión invernal al Cerro San Valentín
(3.910 m), primera por su arista sureste, colocando a sus cinco
integrantes en la cumbre. Este es su relato.
Hacia el Cerro San Valentín Los Campos de Hielo
patagónicos, año tras año reciben varias expediciones, atraídos por
la promesa de un lugar inexplorado y lleno de hermosas cumbres
vírgenes, sin embargo son extrañas las ocasiones en que se intenta
explorar durante el frío invierno austral. Es frecuente encontrar
especulaciones sobre el clima invernal del Campo de Hielo Norte,
pero sólo una expedición había entrado en él, en 1989, bajo la
dirección del gran andinista Casimiro Ferrari, recientemente
fallecido. Su expedición fue un éxito.
Así, sin más antecedentes decidimos intentar la ascensión
invernal del Monte San Valentín, en el corazón del Campo de Hielo
Norte. Este cerro conforma la cumbre más alta de la Patagonia, con
casi 4.000 metros, y fue coronado por primera vez en 1952, depués de
tres décadas de fallidas tentativas.
En Julio pasado, el equipo de 'Cumbres Australes', que ya
habíamos explorado las Cordilleras de Sarmiento y Darwin y el volcán
Melimoyu, partimos rumbo a la laguna San Rafael, donde un glaciar de
casi cuatro kilómetros de frente se desploma sobre el mar. Primero
bosques, y luego hielo cristal y roca.
Los primeros diez días los utilizamos para acceder al Campo de
Hielo, pues la entrada es sobre un costado del glaciar, cubierto de
grietas y paredes de roca, que obligaban a escalar, jumarear y
papelear frecuentemente. Tras una dura marcha se accede al Nunatak,
y con ello a una sucesión de varios platós que, separados por
marcadas subidas, conducen hasta la base de la montaña. Este
terreno, permitió un avance rápido, utilizando esquís y trineos.
Días muy cortos y noches muy frías (comúnmente por debajo de -10º
C e incluso llegando a -22º C) nos obligaron a realizar jornadas
cortas, montando un total de nueve campamentos a lo largo de 52
kilómetros. Desde el octavo campo hicimos el primer intento de
cumbre, abortado debido al mal tiempo y fuertes vientos. Pensando en
la posibilidad de que no encontráramos una ventana de buen tiempo
suficientemente amplia, subimos lo más alto posible, e instalamos a
3.100 metros nuestro noveno campamento.
Desde aquí, partimos a la cumbre a las seis y media de la
madrugada, remontando el filo sureste de la montaña -cubierto casi
completamente de hielo cristal-, que hacia el este se desploma casi
verticalmente unos 800 metros por terreno mixto. Subiendo y haciendo
travesías por la izquierda de la arista, en pendientes de hielo
cristal de 45 º, y ocasionalmente pasos de hasta 65º, llegamos a la
enorme espalda de nieve que conduce directamente hacia el hongo de
hielo.
Tras sortear una rimaya, y en torno a la una de la tarde, los
cinco integrantes de la expedición llegamos a la cima de la
Patagonia: El Monte San Valentín. El día era hermoso, y teníamos una
magnífica vista del Campo de Hielo Norte, y gran parte de Patagonia.
Sin embargo estábamos sólo a medio camino. El retorno se hizo en
cinco días de dura marcha, muchas veces con una visibilidad inferior
a 50 metros, y orientados sólo con el GPS, avanzábamos en medio del
blanco absoluto
Un mes después del inicio, el 20 de Agosto, llegamos a la laguna
San Rafael, donde el barco nos abandonó, ya que vientos de hasta 160
Km/h hicieron imposible el embarque. Dado que retornaría como mínimo
siete días después, el 21 de Agosto iniciamos su persecución
mediante una avioneta, alcanzándolo con bastante fortuna en Puerto
Chacabuco. La conclusión final es que el Campo de Hielo Norte, es un
lugar maravilloso y goza de excelente clima en invierno: sólo nos
tocaron cinco días realmente malos, ya que durante los 25 restantes,
la Patagonia nos recibió con un tímido sol y un sin fin de
bellezas.
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