Relato Monte San Valentín |
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Expedición Invernal al Monte San Valentín "Poderosa montaña cubierta de hielo que por mole y
poderío se presenta como una cima del Himalaya" Hace ya tiempo, habíamos hablado sobre vivir la experiencia de una expedición en invierno a Patagonia. Decidimos internarnos por el Campo de Hielo Norte, desde el Glaciar San Rafael, hasta el monte San Valentín, la montaña más alta de la Patagonia. El equipo se reunió, preparamos todo lo necesario y el resultado, al igual que la expedición de Ferrari, fue un éxito. Los 5 integrantes de la expedición, logramos la cumbre el 11 de Agosto a las 13:30. Primera vista del Hielo. El 23 de Julio desembarcábamos en la Laguna San Rafael con un día muy pero maravillosamente claro, sobre el cielo no había ni una nube y tampoco se sentía viento alguno. Nos despedimos de la tripulación del Evangelistas con el compromiso de juntarnos un mes más tarde en este mismo lugar. Tras un kilómetro de marcha nos encontramos con los guarda parques de Conaf, pues estamos dentro de los límites del Parque Nacional Laguna San Rafael. Este mismo día comenzamos el porteo de equipo y comida por un sendero que en perfectas condiciones conduce hasta el frente del ventisquero del Glaciar San Rafael. Dejamos aquí nuestro primer depósito y volvimos a las instalaciones de Conaf. Al día siguiente, partimos en forma definitiva hacia la aventura del hielo, llegando a montar nuestro primer campamento, ya sobre el Glaciar San Rafael. El clima nos acompaña y los siguientes días son de mucho trabajo y poco avance. Los primeros kilómetros son lentos, debido a que el glaciar está muy quebrado y es impracticable la marcha por la ladera de roca. Las incontables grietas y seracs nos obligan a pasar del hielo a la roca y de la roca al hielo, en algunas partes esto es fácil pero otras nos obliga a instalar cuerdas para poder subir y bajar con carga. El peso de la comida para 30 días, el combustible y el equipo personal, implicó realizar varios porteos que demorarón bastante. Trabajamos más de una semana, avanzando cerca de 8 kilómetros hasta un lugar que bautizamos como Mirador 1, donde un paisaje no muy alentador de enormes grietas se coronaba con la primera vista del Campo de Hielo Norte y el Monte San Valentín, que aún se encontraba a más de 40 kilómetros de nosotros. Desde este punto el avance por el glaciar se hace un poco más sencillo y las grietas van diminuyendo en dificultad y cantidad, sólo un par de pasadas complicadas y algo expuestas nos separan del segundo mirador desde donde ya se vía el histórico Nunatak (Término esquimal par denominar a rocas emergentes a modo de islotes). Este es un punto importante en la referencia de la ruta, ya que la mayoría de las expediciones hacen alusión a este lugar (que debido al descenso del hielo ya no es verdaderamente un Nunatak pues se comunica con cerros vecinos). A los pies del Nunatak, a 790 m.s.n.m. levantamos nuestro campamento 3 desde donde ya no portearíamos más. A parir de este lugar utilizaríamos esquís y trineos para avanzar. Como nos encontramos en invierno, los días son especialmente más cortos en estas latitudes lo que nos obligó a levantar más campamentos que las expediciones que de verano. En total hicimos 9 campamentos y la literatura habla comúnmente de 5. Ya con los esquís de randoné y trineos puestos, pudimos avanzar constantemente ganando terreno y acercándonos cada vez más a nuestro objetivo. Recorrimos grandes planicies de nieve que se suceden separadas por cuestas y pequeños cordones montañosos que sin grandes pendientes entorpecen considerablemente el avance, debido al lastre de los trineos. En nuestra documentación, sabíamos que, tendríamos que cruzar un campo de grietas muy grande en la ladera sur del Cerro Pico Sur, el que ha impedido continuar a algunas expediciones. En la base del Pico Sur (3.198 m.s.n.m.), justo antes de estas grietas, colocamos nuestro campamento 7, al cual llegamos sin visibilidad. Camilo había diseñado la ruta en el mapa y con la utilización del GPS llegamos sin problemas al lugar que buscábamos. El siguiente día estuvo espectacular, al salir de las carpas veíamos el hermoso cerro Torre Theo Tobler (2.768 m.s.n.m.), así como las grietas que nos esperaban. Las condiciones invernales, la nieve, el frío sin lugar a duda nos ayudaron en esta ocasión, ya que los puentes estaban en excelentes condiciones y con precaución, utilizando crampones en un buen tramo, logramos cruzar numerosas grietas. Estábamos muy contentos pues sabíamos que ya habíamos superado un punto crucial, que podía impedirnos llegar al San Valentín. Continuamos el avance por debajo del Pico Sur con mucha precaución a la caída de seracs hasta instalar nuestro campamento 8 el 8 de Agosto a 2.727 m.s.n.m. Al día siguiente haríamos el primer intento. Salimos temprano y al parecer el día nos acompañaría, llegamos al portezuelo que une el Cuerno de Plata (3.725 m.s.n.m.) y el San Valentín, cambiamos los esquíes por los crampones, ya que en este punto comienza un filo de hielo cristal muy delicado y expuesto. Seguíamos ascendiendo pero el tiempo había cambiado, sentíamos fuertes rachas de viento hasta 80 Km/h tal vez, y se veía como las nubes estaban entrando. Llegamos a los 3.500 m y a las 13:00 h decidimos volver, pues las condiciones no estaban dadas para hacer el intento con seguridad y aún teníamos un margen aceptable de tiempo. Tomamos la decisión de regresar, al menos conocíamos ahora gran parte de la ruta. Más que algo ansiosos retornamos hacia nuestro campamento. Al siguiente día, el clima tampoco acompañó, por lo que decidimos ganar terreno y trasladar nuestro campamento hasta la base del portezuelo a una altitud de 3.097 m, con ello ganábamos tiempo para el día de cumbre, lo que fue un buen acierto. Con todo listo, el 11 de Agosto a las 06:30 h partíamos nuevamente hacia la cumbre. Al amanecer ya nos encontrábamos en el filo a unos 3.400 m y el día nuevamente se veía ideal para cumbre. Avanzábamos en dos cordadas, Juan Pablo Camilo y Yo abríamos ruta, y un poco más atrás Gerardo y Nicolás. El filo es de hielo cristal y tiene algunos manchones de nieve dura , en un comienzo no supera los 20º y luego continua hasta que se remonta una cresta de hielo con una pendiente de 45º, a esto se sigue un travers hacia el norte, por una ladera con pendiente al oeste de 45º con una pasada de hasta 65º para montarse al prime morro rocoso que aparece en el filo. Hasta aquí el filo cae verticalmente entre 600 y 800 m hacia el este, pero dado que es un hielo muy duro y escasamente acornisado, es bastante seguro. La montada al morro rocoso fue una pasada de unos 4 m de hielo de 65 a 70º y algo de roca al final, sin embargo el descenso lo hicimos por una chimenea de roca y fondo de nieve - hielo, donde ya había una cuerda abandonada por otra expedición (nosotros dejamos un cordín). Este morro rocoso es una hermosa piedra blanca, muy adecuado para hacer una pausa en la ascensión. En este lugar nos juntamos y continuamos por el filo. Corría mucho viento pero no sentíamos frío, teníamos una excelente visibilidad hacia el Oeste y el Sur. Para el noreste veíamos como las nubes bajas cubrían el Lago General Carrera. Lo que nos restaba del filo parecía más complicado pero la presencia de nieve dura en muchas partes facilitó el avance hasta llegar a un segundo afloramiento de roca desde donde se continúa por terreno muy fácil hasta la denominada "espalda" de nieve, desde donde la cumbre se ve ya muy cerca. Un último obstáculo: Una rimaya muy grande que rodea toda la parte superior de la montaña. Cruzamos por un puente con una breve escalada de 70º en nieve dura. Así llegábamos a un filo por sobre la pared sur del San Valentín muy cerca de la cumbre y con una vista sencillamente espectacular, veíamos toda la ruta que habíamos seguido durante 20 días. Cerca de 50 kilómetros desde la laguna San Rafael hasta nuestro campamento 9. Estábamos a sólo minutos de llegar a la cumbre del San Valentín. Una última pendiente nos dejó en el hongo que da forma a la cumbre de este gigante de la Patagonia. Felices y contentos, nos juntamos todos en la cumbre a las 13:30. Al igual que Casimiro Ferrari, quien junto a su equipo lograba la primera ascensión en invernal el día 7 de Agosto de 1989. Disfrutamos de una de las vistas más espectaculares que nos ha regalado montaña. El Campo de Hielo Norte en su totalidad, la vista era completa desde el mar e incluso lográbamos divisar algunas cumbres del Campo de Hielo Sur. Disfrutamos de este espectáculo, que sólo este lugar puede entregar a quines se aventuren a sus cumbres y cordones de montañas vírgenes. En este punto nos encontrábamos exactamente en la mitad del camino, ya que no sólo tendríamos que bajar a nuestro campamento, sino también volver a la laguna San Rafael. La vuelta la emprendimos el día 14 de Agosto tras dos días de mal tiempo que aprovechamos para descansar y recuperarnos, pero el clima no nos acompañó. Mucho frío, viento, nada de visibilidad y muchas grietas nos obligaron, tras avanzar sólo 300 m, a hacer una cueva y fondearnos del temporal. El 15 de Agosto, último día de plazo para volver el tiempo afortunadamente sí nos acompaña y emprendemos el regreso definitivo para llegar todos sanos y salvo a la laguna San Rafael el 20 de Agosto. Extremadamente cansados, pero felices de haber logrado esta ascensión y haber vivido y comprobado que el invierno, pese a ser más frío, tiene sin embargo condiciones muy favorables que permiten hacer montaña en el magnífico Campo de Hielo Norte. Por Eugenio Guzmán
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